Elecciones en Brasil

El bolsonarismo utiliza la app Telegram para desestabilizar las elecciones, dice especialista

Letícia Cesarino, profesora de antropología, señala dominio de la derecha en "plataformas clandestinas" digitales

Traducción: Patricia Moura e Souza

Brasil de Fato | São Paulo (Brasil) |
Bolsonaro sostiene un teléfono celular durante un evento en el 2020 por el lanzamiento de la "retomada" del turismo; la extrema derecha domina la difusión de la desinformación en redes sociales - Evaristo Sá/AFP

Uno de los temas que el presidente de Brasil Jair Bolsonaro (PL) no abandona es la supuesta fragilidad de las urnas electrónicas, como forma de deslegitimar el proceso electoral brasileño. La temática también es dominante en los grupos de extrema derecha de Telegram. 

Letícia Cesarino, profesora del Departamento de Antropología y del Programa de Posgrado en Antropología Social (PPGAS) de la Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC), estudia el comportamiento bolsonarista en los grupos y señala: "Los [temas] más compartidos, las discusiones y narrativas que se destacan en el conjunto de grupos y canales que analizamos, no necesariamente tienen que ver con una denuncia directa de fraude en las urnas de votación, sino con la deslegitimación de la institucionalidad que garantiza el resultado de la elección."

"Y es precisamente la extrema derecha, aliada del presidente Jair Bolsonaro, la que domina este ambiente. En estas plataformas más subterráneas, como Telegram, el dominio de la derecha es total. El modo como se presentan como productores de contenido tiene que ver con revelar verdades que los medios esconden. Así es como conquistan la fidelidad de esos seguidores", añade.

La idea de "revelar la verdad" también marca el tono de las acciones de Bolsonaro. En julio del año pasado, el capitán retirado se comprometió a presentar pruebas de un supuesto fraude en el sistema electoral durante las elecciones de 2018. En su momento, el actual presidente dijo que, en realidad, habría ganado las elecciones en primera vuelta. Poco después, sin embargo, la "verdad" revelada no fue más que viejos y falsos alegatos de que las urnas electrónicas registrarían la votación por el Partido de los Trabajadores en disconformidad con la elección de los electores.

A continuación, la entrevista con Letícia Cesarino.

Brasil de Fato: Desde las elecciones presidenciales de 2018, ¿qué ha cambiado en cuanto a la producción y difusión de desinformación en las redes sociales en Brasil, pensando principalmente en la extrema derecha?

Letícia Cesarino: La máquina está funcionando a toda velocidad, pero luce diferente a la de 2018, cuando tuvo un carácter expansivo. Tras la puñalada, [la máquina de desinformación] logró una expansión y capilaridad más allá de aquellos grupos segmentados e influencers más arraigados al bolsonarismo. A través de WhatsApp, principalmente, se puede ver una capilaridad muy grande para la campaña.

Este año, en lo que respecta a la reelección, con cuatro años de gobierno, una pandemia, el regreso de Lula a la carrera electoral, el bolsonarismo está en un mal momento. Su ecosistema ha ido disminuyendo de tamaño en comparación con lo que era en la campaña. Pero, según todos los indicios, están "reposicionando" la misma máquina para las elecciones, como lo hicieron en 2018.   


Fake news y desinformación caracterizan el manejo de la pandemia por parte del gobierno de Bolsonaro / Reproducción Arte IQC

Ahora lo que ha cambiado es este patrón de usar la máquina no solo para tratar de aumentar la base electoral, sino para desestabilizar la legitimidad misma de las elecciones. Esto siempre ha estado presente, incluso con este tema del fraude en las urnas. Siempre ha sido una de las narrativas, pero no fue importante en ese momento, porque Bolsonaro había ganado y tenía mucho apoyo. 

Este año, el tema ganó robustez y, al menos en los datos de la plataforma Telegram con los que trabajamos, es sin duda la agenda dominante de este año. Los [temas] más compartidos, las discusiones y narrativas que se destacan en el conjunto de grupos y canales que analizamos, no necesariamente tienen que ver con una denuncia directa de fraude en las urnas de votación, sino con la deslegitimación de la institucionalidad que garantiza el resultado de la elección.  

El 7 de septiembre, día en que se conmemora la independencia de Brasil, por ejemplo, un tema que ganó protagonismo fue el pasaporte sanitario, pero en una especie de crossover con el tema del fraude en las urnas. Hubo rumores de que a las personas no vacunadas se les prohibiría votar. Entonces, aunque no fuera su prioridad [en ese momento], el tema ha estado circulando al menos desde septiembre.

El ambiente de internet donde se producen y muestran noticias falsas parece estar bajo el dominio de la extrema derecha. La izquierda, por otro lado, parece no tener dominio sobre este territorio. ¿Es así? ¿Es posible encontrar también sectores de la izquierda por detrás de esta producción y difusión?

En estas plataformas más subterráneas, como Telegram, el dominio de la derecha es total. Es un nicho de derecha, y lo seguirá siendo, porque allí es donde operan. La izquierda política tiene una interfaz con los grandes medios de comunicación que esta derecha, de los diputados hacia abajo, no tiene. No tienen ningún otro lugar de visibilidad que no sea en internet. El nicho es de ellos. Por más que crezca la izquierda, este sigue siendo un nicho de ellos. 

El modo como se presentan como productores de contenido, seudoperiodistas, tiene que ver con revelar verdades que los medios esconden. No tiene sentido que se muevan de ahí, porque es así como atraen a los consumidores, con esa afirmación de que después de internet los medios nunca más podrán ocultar nada. Así es como conquistan la fidelidad de esos seguidores. Es intrínseco a los medios. Desde la izquierda, no hay mucho de eso. Hay uno u otro canal conspirativo, pero no se compara en escala.

¿Es posible para la izquierda hacerle frente a este dominio de alguna manera?

Se puede aumentar bastante la ocupación, pero llegar a su nivel es difícil sin traspasar ciertas fronteras éticas e incluso legales. Ellos siempre estarán adelante, porque no hay límites para la distorsión y el sensacionalismo, porque se basa en la eficacia. Si un medio se hace viral, el contenido seguirá la misma línea, y la tendencia es que el sensacionalismo se haga viral. Es la diferencia de estos medios con relación a los grandes medios.  

Pero es importante luchar al menos para sacar algo de esa ventaja que tiene la extrema derecha. La izquierda viene mejorando, pero es una cuestión de organicidad. La izquierda necesita canales orgánicos. De nada sirve que el Partido de los Trabajadores tenga una gran estrategia de comunicación en el lenguaje de internet si no tiene una red de creadores orgánicos.


Bolsonaro sigue estrictamente la estrategia adoptada por la extrema derecha estadounidense, insistiendo en la denuncia de fraude en la votación que lo eligió presidente en 2018 / Antônio Augusto/Ascom/TSE

La derecha logró la red orgánica a través de este atractivo normal. El tema de la amenaza es muy importante, porque mantiene a la gente conectada, más allá del tema de la revelación. Ahora, es posible tener eso a la izquierda, y se hace necesario. Se puede aprovechar mejor este tema de la revelación.

En 2018, WhatsApp fue una plataforma muy importante para la difusión de noticias falsas relacionadas con contenidos políticos y electorales. ¿esto ha cambiado de alguna manera? ¿podemos citar nuevas plataformas significativas para esta red de producción y difusión de desinformación?

Sí, ha cambiado mucho. Las plataformas que fueron importantes en 2018, WhatsApp y Facebook, siguen siendo importantes, pero el ecosistema en su conjunto se ha diversificado. Tenemos, por ejemplo, TikTok, que, a pesar de no ser grande, tiene una inversión del bolsonarismo. El mismo Instagram, que no expresa mucho de ese uso político, tiene una incidencia colindante con el bolsonarismo, con la desinformación sobre el tratamiento temprano, las ciencias alternativas, la agenda antivacunación.

El bolsonarismo se fue diversificando en diferentes plataformas. Por ejemplo, Telegram es uno de los más subterráneos, con grupos muy cerrados y radicalizados. Estamos tratando de observar la relación entre estos segmentos más cerrados, que llamamos refractarios, con el segmento más superficial, como Facebook, Instagram y WhatsApp, que, según parece, son más importantes que Telegram en términos de capilaridad.  

Esta inversión del bolsonarismo en TikTok es visible. Youtube tiene un carácter de producción de noticias falsas y WhatsApp, de difusión. En ese sentido, ¿cuál es el papel de TikTok?

En TikTok ya hay contenido dedicado. Pero suele ser contenido camuflado, que está en esa zona gris entre el entretenimiento y la propaganda política. La red tiene este perfil, pero cuantitativamente todavía no es importante. Pero los videos de TikTok también circulan en WhatsApp, por lo que también existe ese tráfico.

¿Qué hay de otras plataformas más alternativas utilizadas por la extrema derecha?

Este es otro patrón más claro que no existía en el 2018: plataformas alternativas como Gettr, Rumble, BitChute y otras que copian otras plataformas "mainstreaming" [dominantes] cuando estas comenzaron a reforzar la moderación de contenido, prohibiendo canales, prohibiendo contenido de Twitter. Entonces empezaron a migrar a estas plataformas alternativas, algo que realmente no existía en 2018.  
 


El bloguero Allan dos Santos, aliado del presidente Bolsonaro, es investigado en Brasil por difundir noticias falsas / Reproducción

Algo que ha cambiado es el hecho de que el contenido parece ser más espontáneo, en el sentido de que en 2018 este estilo de campaña o de lenguaje para la política era una novedad. Así que, en un principio, el contenido estaba muy asociado a lo que la prensa denominó “oficina del odio”, de la que todavía no sabemos exactamente quién está detrás. Cuatro años después, los propios partidarios del presidente han incorporado orgánicamente este modus operandi, copiándolo.  

Y allí hay otro patrón que ya estaba en 2018, pero ahora está cada vez está más claro, que es el tema de la monetización, principalmente en YouTube. Entonces, para muchos de estos activistas, realmente se convirtió en un tipo de emprendimiento. Hay incluso un cierto vuelco a lo “mainstreaming” por parte de esta derecha. Ya están colonizando nichos mediáticos dentro de la esfera pública.

Hablas de YouTube. ¿Cuál es el tamaño y la importancia de YouTube hoy en la creación y distribución de la desinformación?

Circulan muchos enlaces de canales de videos de YouTube en Telegram. YouTube asume que tiene control sobre la plataforma y no lo tiene, porque está conectado a todas las demás. El bolsonarismo se aprovecha de esto.

Vemos una incidencia de Youtube dentro de Telegram de cinco a seis veces mayor que la segunda plataforma, que es el propio Telegram. En otras palabras, la segunda plataforma más común es el propio Telegram, y Youtube es la primera, solo que está muy por delante. Hay una relación ahí que es realmente estructural entre los dos. Entonces, el papel de YouTube es muy grande, porque es YouTube el que monetiza [el contenido producido]. 

¿Qué es la larga estela y qué significa?

La larga estela son los más pequeños. Es una estructura de red muy fragmentada entre muchos pequeños y pocos grandes [grupos o individuos productores de contenido] allí. Dentro de YouTube, vemos el mismo estándar: tres o cuatro canales grandes del bolsonarismo tienen una buena parte de los enlaces y entre el 60% y el 70% están dispersos en canales pequeños o medianos que intentan ganar atracción y escala dentro del ecosistema de la extrema derecha, que es su ambiente, para eventualmente convertirse en uno de esos grandes canales y monetizar [su contenido]. 

¿Cuál es la interfaz entre Telegram y Youtube? De 100 canales, 10 son canales grandes con cientos de miles de visitas, y la gran mayoría, la larga estela, son canales más pequeños que aún no tienen esa escala para monetizar, pero están intentando alcanzarla.

Edición: Felipe Mendes